Sobre mí

Nací en Murcia en 1990. Soy autor del poemario Perdona que sea casi todo y un cinéfilo voraz (he ejercido de crítico esporádico en algunos medios), aunque me apasionan todas las artes, en especial la literatura y la pintura… Soy curioso por naturaleza y siempre he intentado conocer, en un sentido amplio. Me considero seguidor de la filosofía de Tarkovsky (otra influencia podría ser Lynch, las tengo a cientos: pululan en mí y en mis visiones, coloreando cuanto acontece). Adoro el sugerente estatismo de Edward Hopper y la vitalidad frenética de Alex Webb. Finalmente, soy fotógrafo «espiritual» desde 2016. Conozco la técnica gracias a las obras de B. Peterson o M. Freeman, aunque tiendo a valorar, más aún, el trabajo de S. Sontag, quizá porque mi aproximación a la fotografía enraiza en el silencio y en la pausa. No se trata, pues, de congelar cierto momento para la posteridad, sino de sublimarlo y conseguir que éste trascienda sin el ruido ni el roce asesino de todos los días. Desde que adquirí la cámara, la he usado de terapia.

Cómo concibo este espacio

Querido visitante,

Según se desprende de lo anterior, este espacio es un regalo y una llamada al reposo; nace de una necesidad solemne, en un intento por recuperar las facultades para la contemplación, la sorpresa y el milagro. Viene a ser un refugio casi netamente visual en el que compartir mis experiencias emocionales y en el que intentaré dotar de significación el instante cotidiano, que espera su momento de eclosión como una estrella. Es mi humilde rebelión frente a la prisa y la irreflexión y es también, por qué no, un lugar donde exponer mis obras. En ese sentido, se verá que apuesto casi siempre por la horizontalidad de la imagen, a modo de unión insivible que enlaza lo divino y lo humano, demasiado humano, desvelando conexiones y sentidos como chispas. Desde abajo.

Mi idea es que exista un Blog semejante a las entradas regulares en Facebook. No obstante, me interesa sobre todo compilar lo visto y digno de mención, por lo que te invito a pasear libremente por las Galerías que he ido atesorando, pues ahí germinan las historias. Digamos que, cámara en mano, presencio una imagen que sigue a otra imagen y el conjunto narra y anuda, de forma intuitiva, a posteriori, la trama del mundo. Quiero decir que las distintas galerías y categorías tienen un porqué. Te pido, por tanto, amig@, a partir de ahora observador sutil y siempre alerta, algunos segundos dedicados a paladear cada imagen. Creo en la conversación generadora de nuevos ritmos, como en el baile. Esto explica que desaconseje visitar la web desde el móvil, pues perdería bastante de su hechizo.

En conclusión

Cuando me canso de palabras, abrazo la cámara. Nada de varios y pesados y costosos objetivos: solos mi Fujifilm x30 y yo, desnudos de nuevo ante la vida y las esencias. Sin miedo ni prejuicios. Mi misión, si existe, es ser recordatorio, “corregir” el desajuste o desenfoque sensitivos, tomar el pulso al alma muerta y darle aliento.

Sufro contigo, herman@. Camina atent@… Algo florece. Es el misterio.

«Cuando un artista crea su imagen, está asimismo superando su pensamiento, que es nada en comparación con la imagen del mundo captada emocionalmente (una revelación para él, podríamos decir). Pues el pensamiento es efímero, y la imagen, absoluta. Por eso cabe hablar también de un paralelismo entre la impresión que recibe una persona espiritualmente sensible y una experiencia exclusivamente religiosa. El arte incide sobre todo en el alma de la persona y conforma su estructura espiritual. Así, el poeta es una persona con la fuerza imaginativa y la psicología de un niño. Su impresión del mundo es inmediata, por mucho que se mueva por las grandes ideas del universo. No describe el mundo, el mundo es suyo.» (ESCULPIR EN EL TIEMPO, Andrei Tarkovsky)

Bienvenid@

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