Octubre. Suspendida en el alambre, ¡vibra la vida! Se confunden los colores y las gentes…
Un paso adelante, dos hacia atrás. Me muevo y los miro (¿a quiénes?); reinvento sus historias y me empapo con la luz; descubro ese camino que no existe, todavía. También respiro. Eso es, aquí respiro. Desde esta hermosa indiferencia que me embriaga, dejo de ser, pierdo mi nombre: nunca fui nadie. ¿Y tú?